viernes, 25 de septiembre de 2009

con el ánimo por el piso



Desde chica me enseñaron que para triunfar en la vida había que, principalmente, ESTUDIAR.

Que el “saber” nos preparaba para un futuro mejor. Mejor que el de nuestros padres. Mejor que el de aquellos que no pudieron o quisieron estudiar.

Así fue como me educaron. Y en verdad lo creía (y tal vez lo creo aún).
Entonces a los 4 años me llevaron al Jardín de Infantes y allí fui feliz durante 2 años. No recuerdo si lo recuerdo porque lo recuerdo o lo recuerdo porque me lo contaron tantas veces que lo recuerdo, pero lloré cuando terminé.

Llegó la escuela Primaria, si, si, en mis épocas no existía el aberrante modelo educativo EGB 1, 2 y 3. Con algo de apoyo en matemáticas y un poco de esfuerzo, también la terminé. Ya llevaba 9 años de mi vida estudiando.

Pero en mi casa, la Secundaria (no existía tampoco el Polimodal) era obligación, así que hacia allí fui. Pasé por 2 colegios, diversos problemas de conducta, algunas materias previas, amenazas varias de mi madre y profesores que me ayudaron. Y tras 5 años, me egresé.
Fue un momento de crisis en mi vida, miedo a crecer, miedo al futuro.

Psicóloga mediante opté por la carrera de Profesorado en Edcación Inicial, para el resto de los martales "no docentes", Maestra Jardinera y a los 15 días quería salir corriendo, espantada. Pese a mis ruegos para dejar de ir al Instituto, me obligaron a finalizar el año,a falta de una alternativa mejor.

Tanta angustia me causaba que creo me pesqué una hepatitis solamente para faltar 40 días.
Varios meses después caminaba, plan de estudio en mano, hacia la Facultad de Arquitectura, con mas miedo que convicción, con más inseguridad que decisión.

Tras casi 8 años de carrera y en circunstancias que más adelante contaré. Finalmente me recibí. Y entonces…
Comenzó mi pesadilla. Yo que creía que todo sería más sencillo, porque ahora tenía un título, porque por fin podría trabajar de lo que tanto me gustaba y ya no tendría que repartir volantes o trabajar en un estudio jurídico. Yo que creía que así tendría un mejor futuro, el que mis padres no pudieron tener, pero sí se esforzaron para darme.

Yo que pensaba que podría independizarme al fin, no vivir más con mi mamá.

Yo que pasé 23 de mis 28 años estudiando me encuentro hoy al borde de la desesperación, al borde del colapso, a punto de claudicar.

Me recibí en Agosto de 2008 y lo que intentaré hacer a través de este medio, es contarles un poco mi vida, un poco la vida de todos, pero principalmente la lucha diaria que estoy dando para sobrevivir, por no tener un trabajo, por no tener futuro, por no poder irme de mi casa cuando estoy cerca de los 30 ya, por estar sola. Iré contando las cosas insólitas que me han tocado en suerte. Espero me acompañen en esta casi catarsis y espero sus comentarios con alegría.

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